“Conmemoremos este día, elogiando la determinación y resiliencia de los trabajadores migrantes, esperando que todos los países desarrollen sociedades inclusivas en lo social, laboral y económico”.
Este mes celebramos el Día Internacional de las Remesas Familiares, un evento proclamado por las Naciones Unidas (ONU) el 12 de junio de 2018, estableciendo el día 16 como su fecha oficial, la cual nos hace pensar en el impacto positivo del apoyo económico global.
En los últimos años, las remesas han mejorado notablemente en términos de operatividad, rapidez y seguridad. Lo que antes era un proceso complejo para enviar dinero al otro lado del mundo, hoy se realiza con facilidad gracias a avanzados protocolos tecnológicos y marcos legales internacionales.
El propósito del dinero enviado es cubrir el costo de vida de los receptores o satisfacer necesidades específicas, demostrando así la generosidad y el compromiso del remitente hacia sus seres queridos. Este gesto adquiere mayor relevancia cuando el remitente se ha alejado de su núcleo familiar por razones laborales.
Hoy estamos avanzando; años anteriores, los envíos de remesas solo podían gestionarse acudiendo a sucursales. Actualmente, el uso de plataformas digitales ha crecido, permitiendo gestionar transacciones de forma rápida y segura a través de la tecnología.
La era digital ha llegado para quedarse, evolucionando financieramente muchos aspectos que impulsan la economía de un país. Según datos de la ONU, la inclusión digital es clave para mejorar la inclusión financiera. Esto se alinea con el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 10, que busca reducir los costos de envío de remesas al 3%, ayudando así a minimizar la desigualdad. Además, la ONU cree que una de cada nueve personas del mundo podría subsistir gracias a las remesas familiares.